Lema de P. Arturo

"Amar y hacer amar a Jesús, a la Iglesia, al Papa y a las almas, con María, por María y en María"

domingo, 30 de junio de 2013

Centro educativo vocacional san José
Educación en la fe
Padre: Carlos  Andrés
5to bachillerato










Franciscanas de Maria








Erik Gabino boc Pérez
Clave 3
Unidad 3
Fecha  30-06-13













                                                                                                                        
Introducción
Este tema trata sobre el grupo de los franciscanos de Maria su historia su forma de evangelizar también como agradecer y que es agradecer esto fue fundado por el padre Santiago martin en 1988 su experiencia particular imita a san francisco y la virgen Maria desde la vivencia de la familia












Franciscanas de Maria

Historia:
      Los Franciscanos de María fueron fundados en 1988 por el P. Santiago Martín (Madrid, 1954), en Madrid y recibieron la primera aprobación eclesiástica de manos del arzobispo de Madrid, cardenal Ángel Suquía, en 1993, como Asociación Pública de Fieles de Derecho Diocesano. Desde ese momento, los Franciscanos de María comenzaron a expandirse fuera de su Diócesis de origen, primero por España y luego fuera de ella. Irún -en el País Vasco-, Alicante –junto al Mediterráneo- y Oviedo –en la cuna de la Reconquista- fueron las primeras Diócesis que acogieron la espiritualidad del agradecimiento. Luego siguieron otras: Valencia, Barcelona, Almería, Sevilla.... A partir del año 2000, aunque ya antes tenían presencia en América (República Dominicana), comienza la expansión por ese continente. En este momento las “escuelas de agradecimiento” –la “obra” típica y propia de los Franciscanos de María- están abiertas y funcionando en todas las naciones de América, desde Canadá a Chile, a excepción de algunas de las islas más pequeñas del Caribe. No mucho después, esta expansión se trasladaba a Asia, aunque más tímidamente (hay “escuelas de agradecimiento” en Sri Lanka) y se empezaban a crear grupos de laicos en otros países de Europa: Polonia, Holanda, Italia, Alemania. En 2007, el Papa Benedicto XVI, a través del Pontificio Consejo para los Laicos –presidido por el cardenal Rylko- daba la aprobación pontificia a esta institución, refrendándola así como un “camino de santidad” y reconociendo en ella la existencia de un carisma, el del agradecimiento. La aprobación pontificia tiene fecha del 25 de marzo de 2007, día de la Encarnación del Señor, día del “Sí” de María, y el acto oficial de entrega del decreto de aprobación tuvo lugar en el Vaticano el 26 de junio de 2007, fiesta de otro fundador español, San Josemaría Escrivá. En este momento, los Franciscanos de María están en 27 países de tres continentes y el número de laicos que asisten a las “escuelas de agradecimiento” y que, por lo tanto, forman parte jurídicamente de la Asociación está en torno a los diez mil.
      Los Franciscanos de María se organizan en dos niveles, el de los laicos y el de los consagrados. Cada uno de ellos tiene una estructura y unos compromisos diferentes, aunque todos partícipes de la misma vocación: amar y hacer amar al Amor, a Dios que es el Amor.

     La misión de los Franciscanos de María es vivir y difundir la espiritualidad del agradecimiento, ayudando a todos a comprender que ése es el corazón del Evangelio, aquello que Dios espera y tiene derecho a encontrar en el corazón del cristiano.
     Esta vivencia y difusión de la espiritualidad del agradecimiento se hace a través de la imitación de la Santísima Virgen y de San Francisco de Asís: Imitar a María en su disponibilidad, en su maternidad divina mediante la práctica de la unidad y en su servicio a Cristo crucificado; imitar a San Francisco en su pobreza, en su amor agradecido a Dios y en su fidelidad plena a la Iglesia y muy en especial al Papa.
     La práctica de esta espiritualidad y la realización de esta misión, nos ha llevado y nos lleva a estar en contacto con personas que quieren ayudar a los necesitados, como nosotros mismos queremos hacerlo. Hemos comprobado que, a veces, tanto ellos como hasta los mismos catequistas y evangelizadores, están desorientados, faltos de motivaciones espirituales y son víctimas de la secularización. Por eso queremos estar a su lado para ayudarles. Si resumiéramos esa misión en un lema habría que elegir éste: “Ayudar al que ayuda”. Es decir, se trata de ayudar a los que están ayudando a los demás para que sigan llevando a cabo esa ayuda y para que lo hagan en el nombre de Cristo y no sólo por filantropía o humanismo.
     De este modo, los Franciscanos de María quieren ofrecer a la Iglesia un instrumento de evangelización que vaya directamente contra uno de los retos mayores con que ésta debe enfrentarse: el secularismo. Este secularismo se pone de manifiesto en el desarraigo que se produce de Dios en el corazón del hombre. Éste ya no tiende a hacer las obras buenas que desea llevar a cabo por motivos religiosos o trascendentes, sino sólo por sentimientos humanos o humanitarios. La misión de esta asociación será ayudar al creyente a descubrir que en el prójimo necesitado –incluido el que necesita una fe que no tiene o en la que no está bien formado- hay una presencia de Cristo. Es para ayudar a ese Cristo, además de para ayudar al prójimo, para lo que hay que movilizarse y poner en práctica tanto las obras sociales como los métodos de evangelización y catequesis.

      Cuando a una persona cualquiera, creyente o no, se le exige algo, especialmente si esa exigencia implica sacrificio, lo primero que surge es una pregunta: ¿Por qué tengo que hacerlo?. La pregunta por el por qué es instintiva en el hombre y marca y condiciona su comportamiento ético. Para una espiritualidad como la de los Franciscanos de María, centrada en el agradecimiento, lo primero, por lo tanto, es intentar responder a esa pregunta. La respuesta no puede ser más que una: porque Dios te ama.
      Dios es amor. Esta es la gran afirmación del cristianismo. La que está en el origen de todo, la que motiva la vida del cristiano, su actuación moral. La “buena noticia” que desde hace dos mil años se proclama a cada hombre es ésta: “Dios te ama. Tú eres importante para Dios. Eres tan importante que, además de todas las cosas que te ha regalado, ha nacido y ha dado la vida por ti”. Pero esta “buena noticia” a veces parece entrar en contradicción con la realidad, como sucede cuando aparece la enfermedad, la ruptura familia, la muerte y, en general, el sufrimiento. El hombre, por mucha fe que tenga, se cuestiona en ese momento dónde está Dios y cómo es posible que si le ama permita que le suceda lo que le sucede. A estas “crisis” de fe se les hace frente con más posibilidades de éxito si se ha profundizado lo suficiente en el amor de Dios o, lo que es lo mismo, si se ha experimentado ese amor divino y se ha reflexionado sobre él. Por lo tanto, para hacer frente a las dudas de fe lo mismo que para llevar a la práctica las hermosas pero difíciles exigencias éticas del cristianismo, es necesario un trabajo previo, de largo recorrido, que implique profundizar en los motivos de agradecimiento que tenemos para con Dios. “Dios me ama”, es una afirmación hermosa y muy consoladora, pero no basta con expresarla, sino que hay que saber decirse a uno mismo, y también decir a los demás, por qué es verdadera. En las “escuelas de agradecimiento” se va profundizando, mes a mes, en ese amor de Dios por todos y por cada uno de los hombres. De esta forma, se dan argumentos que refuerzan la convicción personal de que no se es indiferente a Dios sino que, por el contrario, el Señor quiere a cada hombre con un amor infinito, incluso aunque en un momento concreto de la vida humana, se pueda estar en el túnel oscuro y aparentemente sin salida del sufrimiento. Sólo cuando uno está convencido de que Dios le ama y le ama mucho, puede contestarse a sí mismo a la pregunta del por qué tiene que estar agradecido a Dios y del por qué tiene que amar a Dios. Sólo entonces llegará el momento de contestar a la siguiente pregunta: ¿Cómo tengo que amar a Dios?

        La pregunta “¿Cómo amar?” o, la que debería ser su sinónimo, “¿Cómo agradecer?”, es la pregunta por la aplicación moral, por la puesta en práctica de los imperativos éticos que están en nuestro corazón. Contestada ya la pregunta anterior, que es la originaria, la primera –la de ¿por qué amar?- y llegados a la conclusión de que tenemos el deber de amar, es necesario hacerse esta otra, la de cómo llevar a la práctica el amor que somos conscientes que tenemos que dar. No es algo que nos digan desde fuera, que nos imponga alguien ajeno a nosotros mismos en contra de nuestra voluntad y bajo todo tipo de amenazas. Es algo que nosotros queremos averiguar, que necesitamos averiguar. Yo, de manera libre y consciente, he llegado a la conclusión de que quiero amar, de que debo amar. Y por eso me interesa enormemente hacerlo bien, acertar, no sea que por no saber me equivoque y haga daño a la persona a la que quiero hacer el bien o no le dé lo que él tiene derecho a esperar de mí. Por eso, la cuestión moral en el cristianismo siempre será secundaria y por eso se dice, con razón, que el cristianismo no es, en primer lugar, una ética. Lo originario, lo primero, en el cristianismo es el anuncio-descubrimiento del amor de Dios y la moral no es otra cosa –importantísima, eso sí- que la respuesta que el hombre agradecido le da al Dios que tanto le ama. Más aún, saber con exactitud qué hay que hacer para amar es en sí mismo un nuevo don y como tal es experimentado por los que ansían acertar y recorrer correctamente el camino del amor. Tener una conciencia recta que nos indique cómo hacer el bien y evitar el mal es tan importante como disponer de una buena señalización en una carretera en mitad de la noche y de unos buenos faros en el auto que nos impidan caer por un precipicio sin quererlo y sin saberlo. ¿Cómo amar?, pues. Dios mismo viene en nuestra ayuda y nos ilumina con su ejemplo y con sus enseñanzas, contenidas en la Biblia y, en particular, en el Nuevo Testamento. Cristo es el gran modelo. La Virgen es, a su vez, un modelo excepcional, sobre todo en lo concerniente a cómo amar a Dios, pues no en vano ese Dios fue su propio Hijo. Los santos son también modelos muy útiles, referentes valiosos por lo que implican de proximidad a nuestro tiempo o a nuestra circunstancia.

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Testimonio de un Franciscano de María

Soy responsable en Irún del grupo de Franciscanos de María. Pretendo contar el proceso de mi origen en dicho grupo y su desarrollo posterior hasta la actualidad. Se trata de rebobinar el pasado señalando lo principal.
En definitiva, dar mi testimonio físico y espiritual como Fº de Mª.

En mi origen están las lecturas. Un día me decidí por las espirituales. Yo tenía una fe primaria aprendida en las rodillas de mi madre y en el colegio. Mantenía mi fe de peatón. Yo había leído con interés lo que podía ser una nueva “Buena Noticia”: “Dios entiende el corazón del que duda y está cerca del que lo busca con verdad”. Y yo buscaba.
Así, un día me encontré con un libro, “Vida Y Misterio de Jesús de Nazaret” de José Luis Martín Descalzo.

El primer paso estaba dado, sencillamente el libro se me metió en el alma. José Luis decía que tenía la absoluta necesidad de escribirlo. Y yo de leerlo. Para los críticos y analistas fue una sorpresa intelectual y la obra de su plenitud.
El libro terminaba así: Hay una sola cosa importante en la vida: haber encontrado a Jesús para la verdadera vida.
Con los ojos y el alma bien abiertos seguí a José Luis. Me fue fácil porque él había colocado su pulpito en los medios de comunicación. Charlas y conferencias en la TV; (“pueblo de Dios”). Artículos en la prensa en su sección de religión en ABC. Y más libros singularmente uno “Para mí la vida es Cristo” que me ha servido de manual de trabajo junto con el de mi descubrimiento ya citado.

Asociación Franciscanos de María
·         http://frmaria.org
·         Dirección:
·         Km.23 Carretera Antigua Guatemala, 18 av.
22-41 Col.San Andresito, Aldea Lo de Coy Z.1 Mixco
Mixco
Guatemala
·         C
·         Deborah Matzdorf
·         Cor
·         http://www.gt.computrabajo.com/correoe.cgi?empd=frmaria&1372466981

Pequeños hermanos de maria

Los P.H.M. somos un movimiento de fieles laicos, hombres y mujeres que quieren vivir el Evangelio, siguiendo el sendero de la Virgen para manifestar la actividad misionera de la Iglesia y ser fermento Cristiano en el mundo.

El movimiento fue fundado en todos Santos Baja California Sur, México el 02 de Julio de 1971 por el Padre Antonio Piacentini de los misioneros Combonianos del corazón de Jesús.

Monseñor Juan Giardaní, prefecto apostólico de la paz B.C.S. dio su aprobación por escrito el 06 de Julio de 1975 y la comisión Episcopal para el Apostolado de los laicos en México la dio el 26 de agosto de 1983.


El 02 de Julio de 1991 el consejo pontificio para los laicos aprobó el movimiento de los P.H.M. como una asociación internacional privada de fieles de derecho pontificio con personalidad jurídica según los canones 298 a 311 y 321 a 329 del titulo V (Libro JI parte l del código de derecho canónico).

Actualmente los P.H.M. están esparcidos en 11 naciones, México, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador, Filipinas, Macau, Hong Kong, Corea, India, Italia, Mozambique y en Guatemala desde Marzo de 1980, es la fecha que llegaron las primeras Hnas., dedicadas a tiempo completo de nacionalidad Mexicana con la autorización del Sr. Arzobispo Cardenal Mario Casariego quien las envió a la parroquia Nuestra Señora del Rosario, Colonia La Florida, Zona 19 en donde hasta hoy esta presente la comunidad de Hnas. (o sea fa cede del movimiento en el país).


·         Carisma y Fin: El Movimiento. Nació con el objetivo de ayudar a sus miembros a transformar sus vidas, escuchando, amando y viviendo el evangelio haciéndolo conocido, amado y vivido formando grupos de vida Cristiana.

El Movimiento Aunque es una realidad unitaria esta formada de tres categorías.


·         Primera Categoría


Hombres y Mujeres casados y solteros que tienen la madurez humana necesaria para captar y vivir los valores del Evangelio de acuerdo con los ideales del movimiento.
Pertenecen a esta categoría aquellos que después de haber escuchado la invitación de la campaña de llamados, o sea la invitación que se le hace a la persona a participar en el curso. (Días de luz) de esta manera forman parte de los grupos.


·         Segunda Categoría


Aquellos que quieren comenzar una vida de especial dedicación a Cristo, para vivir y difundir el. Evangelio según los ideales del movimiento, hacen su petición de entrar a la comunidad de dedicados, su permanencia en esta categoría dura normalmente tres años, luego el candidato decide voluntariamente si entra a la tercera categoría.


·         Tercera Categoría


Pertenecen a la tercera categoría aquellos que deciden seguir a Cristo por toda la vida por el camino de la humildad, la sencillez y el servicio escogiendo el último lugar como El: Los miembros de esta categoría dedican su vida al servicio del Evangelio, viven en comunidad y se hacen responsables de la formación y el cuidado de los grupos. (Participan por medio de su trabajo sin hacerse en la ofrenda).
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Los P.H.M. de las tres categorías buscamos seguir estos cinco Ideales:

    1. Leer, meditar y saborear todos los días el Santo Evangelio.
    2. imitar a Cristo.
    3. Abrazar la pobreza de Cristo. (vivir de medios pobres).
    4. Hacer Oración profunda y prolongada.
    5. Hacer Apostolado

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• El movimiento tiene presencia en:

- Diócesis de Jalapa en cinco parroquias con 40 grupos y 356 miembros. 
- Diócesis de Santa Rosa en una parroquia con 7 grupos y 63 miembros.
- Diócesis de Verapaz en cinco parroquias con 33 grupos y 265 miembros.
 En esta Diócesis hay una comunidad de. 3 1-mas, dedicadas a tiempo completo en Cobán.

- En la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala hay presencia en 14 parroquias.
- 144 grupos y 996 Miembros de la primera categoría y 5 hermanas de la tercera Categoríá.
-. A nivel nacional somos 225 grupos con 1,680 miembros de P.H.M.
- Miembros que están comprometidos en servicios o pastorales en las parroquias de la Arquidiócesis:










MOVIMIENTO DE LOS FOCOLARES

"Vamos al focolar", decían los pobres y la gente que se sentía amada, cuando querían ir a la casita, donde Chiara Lubich y sus primeras compañeras querían vivir las Palabras del Evangelio, poniéndolo en práctica: "ama a tu prójimo como a ti mismo"  y ¿quién es mi prójimo? Se preguntaban, es ese pobre que no tiene que comer, es aquella anciana que no logra llegar al refugio, es aquella madre de familia que con sus niños corre para repararse de las bombas… esos son nuestro prójimo y a ellos debemos amar, se decían. 
En Trento, al norte de Italia, se usa la palabra focolar, para indicar el calor, el fuego, de la chimenea, donde se reúne la familia para estar juntas por el frío, durante el invierno.
El fuego, el calor que los pobres sentían en esa casita, era el amor, que Jesús hace mucho años quiere que ya empiece a arder, primero en nuestros corazones para luego incendiar el mundo.
Dice Chiara Lubich: En un refugio antiaéreo, abrimos el Evangelio en una  página cualquiera; se trata del Testamento de Jesús:"Que todos sean uno, Padre, como yo en Ti". Aquellas palabras parecían iluminarse. Aquel "todos" habría sido nuestro horizonte. Aquel proyecto de unidad, la razón de nuestra vida.



¿Cómo nace este Movimiento?  
Es en el marco de odio y de violencia del segundo conflicto mundial que se enciende la chispa inspiradora: el "descubrimiento fulgurante" del Único que "ninguna bomba puede destruir": Dios. Dios, experimentado como Amor, cambia radicalmente la vida de Chiara Lubich, quien tenía entonces poco más de veinte años. Una experiencia que enseguida es comunicada y compartida por sus primeras compañeras.



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                               Conclusión

Concluyendo con este tema pudimos darnos cuenta que los franciscanos de Maria tienen muchos objetivos de si mismo y este fue fundado por el padre Santiago martin en el año de 1988 y en su forma de evangelizar podes observar que es difundir su espiritualidad en el agradecimiento como agradecer y que es agradecer

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