La Misión "Ad Gentes" es una manera de vivir todas las vocaciones
específicas, respondiendo al envío de Jesús a sus discípulos antes de subir
a los cielos; de esta manera, todo cristiano, donde quiera que se
encuentre, ha de buscar ante todo promover la evangelización.
La Misión "Ad Gentes" es un trabajo específicamente consagrado a
la evangelización, en los pueblos que aún no conocen a Dios.
Se deriva de la Misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no
los conocen: he ahí el programa fundamental de la Iglesia que desde la
mañana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de su Fundador.
Todo el Nuevo Testamento, y de manera especial los Hechos de los Apóstoles,
testimonian el momento privilegiado, y en cierta manera ejemplar, de este
esfuerzo misionero que se realizará después en toda la historia de la
Iglesia.
La Iglesia lleva a efecto este primer anuncio de Jesucristo mediante una
actividad compleja y diversificada, que a veces se designa con el nombre de
"preevangelización", pero muy bien podría llamarse
evangelización, aunque en un estado inicial y ciertamente incompleto.
Cuenta con una gama casi infinita de medios, por supuesto, pero también el
arte, los intentos científicos, la investigación filosófica, el recurso
legítimo a los sentimientos del corazón del hombre podrían colocarse en el
ámbito de esta finalidad.
La evangelización se realiza como Cristo la llevó a cabo durante el tiempo
de su predicación, como los Doce en la mañana de Pentecostés. La Iglesia
tiene también ante sí una inmensa muchedumbre humana que necesita del
Evangelio y tiene derecho al mismo, pues Dios "quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad".
Sensible a su deber de predicar la salvación a todos, sabiendo que el
mensaje evangélico no esta reservado a un pequeño grupo de iniciados, de
privilegiados o elegidos, sino que está destinado a todos, la Iglesia hace
suya la angustia de Cristo ante las multitudes errantes y abandonadas
"como ovejas sin pastor" y repite con frecuencia su palabra:
"Tengo compasión de la muchedumbre" (Mt 9,36).
Pero también es consciente de que, por medio de una eficaz predicación
evangélica, debe dirigir su mensaje al corazón de las masas, a las
comunidades de fíeles, cuya acción puede y debe llegar a los demás.
¿Quiénes tiene la misión de Evangelizar y que consecuencias trae para la
vida de la Iglesia?
La Iglesia se construye si hay hombres que proclaman en el mundo el
evangelio de salvación, lo hacen por mandato, en nombre y con la gracia de
Cristo Salvador. "¿Cómo predicarán sí no son enviados?"
Escribiría el que fue sin duda uno de los más grandes evangelizadores.
Nadie puede hacerlo, sin haber sido enviado.
¿Quién tiene pues la misión de evangelizar?
El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara; " incumbe a la
Iglesia por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a
toda creatura ". Y en otro texto afirma: "La Iglesia entera es
misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del Pueblo de
Dios".
Hemos recordado anteriormente esta vinculación íntima entre la Iglesia y la
evangelización. Cuando la iglesia anuncia el Reino de Dios y lo construye,
ella se implanta en el corazón del mundo como signo e instrumento de ese
reino que está presente y que viene. El Concilio ha recogido, porque son
muy significativas, estas palabras de San Agustín sobre la acción misionera
de los Doce: "predicando la palabra de la verdad, engendraron las
Iglesias ".
¿Qué es la Misión Ad Gentes?
La Misión Ad Gentes es una vocación que tiene una específica referencia a
la fundación de Iglesias nuevas. Pero ésta no es una vocación diversa al
lado de las tres precedentes. Tanto los laicos, como los religiosos, como
los ministros ordenados pueden ser llamados a la misión "Ad
Gentes", de manera que la condición misionera se convierte en un modo
concreto de vivir cada una de las tres vocaciones específicas.
¿Qué piensan los obispos de América Latina, y como se está realizando la
Misión Ad Gentes?
En América Latina la Misión Ad Gentes es nacida del amor salvífico del
Padre, la misión del Hijo con la fuerza del Espíritu Santo (Cf. Lc 4,18),
esencia misma de la Iglesia", Juan Pablo II en su encíclica misionera
nos ha llevado a discernir tres modos de realizar esa misión: la atención
pastoral en situación de fe viva, la Nueva Evangelización y la acción
misionera "ad gentes".
Renovamos este último sentido de la misión, sabiendo que no puede haber
Nueva Evangelización sin proyección hacia el mundo no cristiano, pues como
anota el Papa: "La Nueva Evangelización de los pueblos cristianos
hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal".
Podemos decir con satisfacción que el desafío de la misión "Ad
Gentes" propuesto por Puebla ha sido asumido desde nuestra pobreza,
compartiendo la riqueza de nuestra fe con la que el Señor nos ha bendecido.
Reconocemos, sin embargo, que la conciencia misionera "Ad Gentes"
es todavía insuficiente o débil.
Los Congresos Misioneros Latinoamericanos (COMLA), los Congresos Nacionales
Misioneros (CONAMI), los grupos y movimientos misioneros y la ayuda de
Iglesias hermanas han sido un incentivo para tomar conciencia de esta
exigencia evangélica.
¿Quiénes realizan actividades Misioneras Ad Gentes y por qué?
La Iglesia realiza la Misión Ad Gentes aunque a todo discípulo de Cristo
incumbe la tarea de propagar la fe según su condición, Cristo Señor, de
entre los discípulos, llama siempre a los que quiere, para que le acompañen
y para enviarlos a predicar a las gentes. Por lo cual, por medio del
Espíritu Santo, que distribuye los carismas según quiere para común
utilidad, inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno y suscita
al mismo tiempo en la Iglesia institutos que tomen como misión propia el
deber de la evangelización, que pertenece a toda la Iglesia.
Porque son sellados con vocación especial quienes, dotados del conveniente
carácter natural e idóneos por sus disposiciones y talento, están
dispuestos a emprender la obra misional, sean nativos del lugar o
extranjeros: sacerdotes, religiosos, laicos. Enviados por la autoridad
legítima, se dirigen por fe y obediencia a los que están alejados de
Cristo, segregados por la obra a que han sido llamados, como ministros del
Evangelio, para que la población de los gentiles sea acepta y santificada
por el Espíritu Santo (Rom 15,16).
A) MISION UNIVERSAL DE LA IGLESIA
Cristo vino a salvamos y esto lo realizó por medio de su muerte y
resurrección; sin embargo, antes de subir al cielo, encomendó a los
Apóstoles que transmitieran y anunciaran esta salvación (Mt 28, 16-20). De
esta manera la misión de la Iglesia no es diferente a la Misión de Cristo,
sino su continuación, mas aún, la Iglesia es Sacramento universal de
salvación, como dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium.
De esta manera, todo bautizado participa de esta misión de transmitir el
Evangelio, razón de ser de toda vocación cristiana y específica, y debe
comprometerse en la labor misionera de la Iglesia.
En pocas palabras "La Iglesia Peregrinante es, por su propia
naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y
la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre". (A.G. 2) El
fin último de la misión no es otro que hacer participar a los hombres en la
comunión que existe entre el Padre y el Hijo. En su Espíritu de amor. (Cfr.
Cat. IC. 850).
B) MISIONES AD GENTES
Ahora bien, aunque la misión es tarea de todo bautizado, sin embargo hay
personas que consagran su vida a las misiones "Ad Gentes", cuyo
fin específico es la fundación de nuevas Iglesias. A estas fundaciones se
les llama comúnmente MISIONES. En ellas los heraldos del evangelio,
enviados por Ía Iglesia y yendo por todo el mundo, realizan el encargo de
predicar el Evangelio y de implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos
que todavía no conocen a Cristo.
La actividad misionera Ad Gentes se diferencia de la actividad pastoral que
hay que desarrollar con los fieles, por los medios que hay que usar para
conseguir la unidad de los cristianos.
Las Misiones son el envío que la Iglesia hace de sus misioneros con la
específica tarea de predicar a Cristo donde todavía no lo conocen y de
implantar la Iglesia donde todavía no ha sido fundada (A.G. 23,6).
Es evidente que sin misioneros no hay misiones, como también es evidente
que la Iglesia no los puede enviar si no los tiene.
C) MISIONEROS AD GENTES
Como las misiones son un medio para realizar cualquier vocación específica
los misioneros pueden ser:
1) Laicos:
Jóvenes, matrimonios y profesionistas que, de acuerdo con la Jerarquía
Eclesiástica, mediante su testimonio personal, colaboran en la implantación
del Reino. Unidos a ios consagrados ejercen desinteresadamente sus
servicios profesionales o algún ministerio eclesial en las misiones. A
ellos se suman también los Laicos Consagrados, que integran los Institutos
Seculares.
2) Religiosas y Religiosos:
Son personas que consagran su vida en Institutos que tienen como parte de
su trabajo o como carisma específico la dimensión misionera.
3) Sacerdotes Religiosos:
Son los hombres que han recibido de Dios el ministerio sacerdotal dentro de
un Instituto Misionero, que viviendo y trabajando en forma comunitaria el
espíritu de las Bienaventuranzas y regidos por unas constituciones trabajan
con la finalidad de que
Cristo llegue a ser conocido por todos los hombres.
4) Sacerdotes Diocesanos:
Son aquellos que, formados y ordenados en el seno de la Iglesia particular,
al sentir la invitación de Dios a colaborar en la implantación del Reino en
campos de misión, manifiestan sus deseos al Obispo y él a su vez los apoya,
ayudándolos a relacionarse con un Instituto misionero que a su vez los
envía en nombre de la Iglesia a un lugar, para que realicen la misión que
les ha sido encomendada. A estos se les llama comúnmente misioneros
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