Lema de P. Arturo

"Amar y hacer amar a Jesús, a la Iglesia, al Papa y a las almas, con María, por María y en María"

miércoles, 15 de mayo de 2013

GRAVISSIMUM EDUCATIONIS



Hugo Josué Flores Chinchilla
5to. Bach Clave 11


GRAVISSIMUM EDUCATIONIS
Introducción
El concilio ecuménico considera la importancia de la educación en la vida del hombre y su influencia en el progreso social y en la vida contemporánea que llevamos. La iglesia realiza esfuerzos para promover siempre la educación, tratando de llevarla siempre a todos los hombres, aunque, muchos de ellos aún son privados de la misma debido a sus condiciones de vida. 

Derecho universal a la educación y su noción
Todos los hombres, sin importar su raza, edad o género tienen derecho a una educación a fin de la realización del propio ser humano y por consiguiente fomentar la unidad y la paz.
Se trata de ayudar a los niños y adolescentes teniendo en cuenta los avances de la psicología, pedagogía y la didáctica para desarrollar conjuntamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, para que adquieran sentido de la responsabilidad en la cultura y sociedad en la que viven y se desenvuelven. Dándoles así un razonamiento apto para poder actuar con libertad durante su vida adulta y no confundir con el libertinaje. Con esto poco a poco se logra hacer mejores personas día con día.

La educación cristiana
Todos los cristianos, al ser bautizados y con un pleno convencimiento de su fe católica, como hijos de Dios, tienen derecho a una educación cristiana. En esto se busca que los bautizados sean más conscientes de su fe y así profesar un buen testimonio y ejemplo hacia los demás. Aprenden a adorar a Dios por sobre todas las cosas, en espíritu y en verdad contribuyendo al crecimiento del Cuerpo Místico.

Los educadores
Se define a los padres como los primeros principales educadores, ya que es obligación de los padres formar un ambiente animado por el amor, la piedad hacia Dios y hacia los hombres y que favorezca la integridad personal y social de sus hijos. Luego de esto se transmite a la sociedad y las personas a las que los padres confían el deber de educar y mantener la salud de sus hijos (maestros de colegios, escuelas, guarderías, etc.) Por último este deber pasa a la iglesia, encargada de anunciar a Cristo a las naciones, de educar a los hombres mostrándoles el nombre de su salvador, enseñando no solo  obedecer sus mandamientos sino también a amarlo.

La educación moral y religiosa en todas las escuelas
La Iglesia, consciente, del deber de procurar por la educación moral y religiosa de todos sus hijos, es necesario que atienda a los que se educan en escuelas no católicas, por medio del testimonio de la vida de los maestros y formadores, por la acción apostólica de los condiscípulos, sobre todo, por el ministerio de los sacerdotes y de los seglares, que les enseñan la doctrina de la salvación, de una forma acomodada a la edad y a las circunstancias y les prestan ayuda espiritual con medios oportunos y según la condición de las cosas y de los tiempos.

Las escuelas católicas
La presencia de la Iglesia en la tarea de la enseñanza se manifiesta, sobre todo, por la escuela católica. Ella busca, no es menor grado que las demás escuelas, los fines culturales y la formación humana de la juventud. Su nota distintiva es crear un ambiente comunitario escolástico, animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo, y ordenar últimamente toda la cultura humana según el mensaje de salvación, de suerte que quede iluminado por la fe el conocimiento que los alumnos van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre. 
Así, pues, la escuela católica, a la par que se abre como conviene a las condiciones del progreso actual, educa a sus alumnos para conseguir eficazmente el bien de la ciudad terrestre y los prepara para servir a la difusión del Reino de Dios, a fin de que con el ejercicio de una vida ejemplar y apostólica sean como el fermento salvador de la comunidad humana.

Conclusión:
El concilio exhorta a los jóvenes a estar conscientes de la función educadora, aceptarla, apreciarla y valorarla. Ya que somos afortunados al vivir en un área donde el acceso a la educación no es tan difícil como en las áreas pobres de Guatemala, y en otras partes del mundo.

 

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